Foncebadón

Foncebadón

martes, 25 de octubre de 2016

Tus ojos



Al pasar me fijo en tus ojos,
cual cristales refulgen al viento.
Su ambarino brillo desconcierta al intruso,
sin embargo no puedo dejar de sentirte.

Y te siento, dentro, muy dentro,
absoluto lugar imperfecto,
que te escucha en silencio.

Y me sigo fijando en tus ojos,
que me radian todo un concierto.
Son luces reflejadas que claman:
¡Acercate a mi en silencio!

Y me atrevo a tocarte con miedo,
el rechazo puede significar un infinito lamento.
Te giras y de frente te veo:
en tus ojos la sorpresa y el desconcierto.

Mi sonrisa se refleja en la tuya,
mis ojos ven los tuyos muy cerca...



Francisco Javier Ramos Alija, 6/10/2015

A ese hijo perdido



Cuando tu carne te ofende y se esconde,
cuando tu carne te ultraja y te evita,
cuando el amor se torna olvidadizo,
la furia desbordada te asalta.

La pena en cascada te atrapa,
sensación de penosa escapada.
Perder la confianza es un miedo,
el peor de los temores perdido.

Y me asomo a la ventana y te miro,
no te reconozco cercano y ligero,
te veo alejado del mundo,
escondido en las ruinas de tus mientes.

Me revelo y no puedo abrazarte,
embustero y perdido en tus sombras.
Te contagias tu solo tus miedos,
incapaz de mirar a los ojos.

Y te ves perdido en tus sueños,
unos hitos de estúpida relevancia.
Te acomodas en el seno del sexo
y no ves más allá de sus senos.

Eres un imbécil crecido,
alto y de singular belleza…
Sin embargo el aplomo te falta,
ruin y perdido en tus mierdas.

Y me siento dolido y penado,
sin el confort de tus brazos,
sin las caricias y los abrazos,
sin la sensación de tenerte a mi lado.

Francisco Javier Ramos Alija 25/10/2016


jueves, 25 de agosto de 2016

Ella es ella



El silencio me recordó su anhelo,
una suerte de cruel apariencia,
un perfecto mensaje no escrito,
la visión de una luz deslumbrante.

Y la miré de cerca,
y la sentí muy dentro.
Y me perdí en la espera,
y sufrí en silencio.

La mirada de su triste cara,
me recordó la impostada forma del deseo,
subyugado a sus talentos,
sin embargo no arrimaba a mis consuelos.

Difícil mezcla, imposible acaso,
vislumbró la luz ante mis apagadas maneras,
y comprendió al fin que su suerte estaba separada,
que su luz vigilaba en la distancia,
que no era yo su fuente de energía,
tan solo un rufián que la agostaba.

Y vio y comprendió,
encontró su aquel y su aparte,
su dios y su suerte,
el sexo en plenitud y lleno,
las caricias del amor pleno.

Y yo mirando y sintiendo alegría,
infelices aquellos que solo ven hacia si mismos.

La veo lozana, mejorada, sonriente.
Además me huye, lo siento.
Sin embargo la veo y la quiero.
Entiendo su suerte y se la deseo plena,
seguro de su chance,
embriagado con su ventura,
acaricio su figura en un sueño sonriente.

Y se acerca a mi,
ya no es la misma,
me mira con distancia,
me dice que me quiere,
sin embargo no me oprime,
está saciada.
¡Me alegro de su suerte!


Francisco Javier Ramos Alija 25/8/2016


lunes, 22 de agosto de 2016

El amor a raudales

En el silencio pleno de la noche estoy,
contigo voy y sin temor me quedo.
Apostado en tu zurrón me tienes,
sabes que el tesoro es inmenso.

Si amanece estoy contigo,
en la niebla y en la calma,
en la tormenta y en la fiesta,
junto al rayo y en la mar,
en el bosque y en tu seno...

Siempre contigo, allá donde fueres,
estés donde estés, no importa el dónde,
tampoco el porqué ni el cuando...

Yo en ti y contigo,
tu en mi y conmigo...

Somos uno con pretérito y futuro,
somos tierra y somos viento,
somos lucha sin lamento
un etéreo perfil del silencio.

El amor a raudales llega,
el amor a raudales queda,
está aquí y se percibe
tiene un sabor increíble.

Francisco Javier Ramos Alija 22/8/2016

viernes, 19 de agosto de 2016

El desvelo y yo




Que la luz te desvele,
que la sombra te cobije,
que la paz te alimente,
que el desvelo se impaciente.

A la sombra de la higuera te sigo esperando,
desnudo, sin abrigo y con suerte.
Despejo mis dudas al comprender tu ventura,
pero cansino me acomodo a la espera.

En silencio perpetuo mi lucha,
me giro en silencio y te veo:
Estás tan lozana y lejana,
que envidio tu suerte.

Y aparece el deseo, ese animal impasible.
Lo ahuyento a voces, ni se inmuta.
Lo llamo torpe y se revela.

Me miro en un espejo de agua fresca,
y al verme me reconozco otrora perdido.
Y así me pasan los días, en silencio,
ingobernable, sin rumbo.



Francisco Javier Ramos Alija 19/8/2016

jueves, 5 de mayo de 2016

Desnudo te veo



La puerta se abre y te veo,
tu tez adornada de rojo,
escarlata subido de tono,
mi cuerpo desnudo te arroba…
Sutil, tu sonrisa me alegra.

Nos vemos cual despropósito,
yo miro y tu miras, y vemos.
Me acerco a la puerta y te digo:
¡Qué guapa, estás llena de brillo!

Y tu coloreas aun más tus mofletes,
debe ser que te incomodo desnudo.
Mi cuerpo te anhela al instante
y tu te acobardas y corres…
¡No lo entiendo!
¡Seré un lerdo...!

Retorno a mi lecho en silencio,
me tumbo y escucho tus pasos,
te acercas y contemplas mi sueño,
feliz, sucumbo a Morfeo.


Francisco Javier Ramos Alija 5/5/2016

miércoles, 27 de abril de 2016

El propósito inservible



En la luna un solo propósito,
en el sol al menos dos,
en la noche un sueño vívido,
en el día los sueños son.

Sin cordura y con distancia,
miró encajando sus lentes,
se acercó a su liviana cara,
palpó al instante con suerte.

Tocó la tez rubicunda,
perdida en su vergüenza postrera,
aquella que el mar desagravia,
y el agua cristalina revierte.

Vida alegre y relajada,
un sentir de amor y distancia,
la sencilla luz de la farola,
el amor relajado del ausente.

Terrible postura que incomoda,
dolor de huesos y amargura.
Un poder insólito de las cosas,
la visión descarnada de la vida.

Pero soy yo quien ve sus ojos,
un amor de incompleta servidumbre,
un sentir de recíproca vileza,
la congoja y la estima espatarrada,
los silencios de quien sabe que no entienden.

Un poniente y un levante atropellados,
la censura del que siente y se retracta.
Un amor de pérdida y silencios,
una suerte de tenerte y no sentirte.

Me alegro por ti y lo sabes,
estás lejos y cerca te sostienes.
Ya no eres la misma, tu lo sabes,
estás prendida y arropada.

Francisco Javier Ramos Alija, 27 de abril de 2016


lunes, 25 de abril de 2016

Primavera




En la montaña la luz,
el silencio en la noche.

Un vigía en la mañana,
una estela persistente.

El suave y tenue sentimiento,
la nostalgia y el ensueño.

Florece y se exalta,
verdea y crece
en la austera tierra,
en el valle verde,
en la costa yerma,
en el llano inhóspito,
en la tierra misma.

Se expande y huele,
a amapola y silva,
a tomillo y prado,
a jara y azucena,
a manzanilla y mies…

El chaparrón escampa,
la tierra huele
a humedad fecunda,
a labor y sed.

Francisco Javier Ramos Alija, 25/4/2016


viernes, 22 de abril de 2016

A ella



Un lucero en la penumbra,
el imán de mi llamada,
la torrentera desmedida,
una pasión desaforada.

El retorno a lo pactado,
la caída del amigo,
su suerte y su pasado,
un sentimiento desmedido.

Y me aproximo y la encuentro,
rota y sin sentido,
perdida en su argumento,
estremecida por dentro.

La acaricio con desgana,
se aplaca ya vencida,
está triste y acobardada,
perdió de facto su valentía.

La siento y me consuelo,
ya no pido más que verla,
y al mirarla de soslayo,
me río de su impaciencia.

Pues retorna poco a poco
a sentirse viva y plena.
Quiere saberlo todo
y no puede esperarla a ella.

Compungido y descarriado,
se va olvidando el todo,
Mira siempre cual torillo
no le importa si es vaca o potro.

Desprovisto y sin empaque,
se queda adormilada,
no te creas que no puede,
solo está de siesta en madrugada.

Francisco Javier Ramos Alija, 22/4/2016


jueves, 21 de abril de 2016

Y nació la pequeña



Acostumbrado a la costumbre,
no mira hacia otro sitio.

Penado en sus flaquezas,
entristece su presencia.

Recatado y trascendente,
rememora y no comparte.

En la sala acurrucado,
se contagia con sus sueños.
No mira hacia otro lado,
se reconforta en si mismo.

De repente se la encuentra,
es un don sin precedente,
un placer muy contagioso,
la ternura omnipresente.

Y la mira, y la siente,
la revisa por doquier,
cual si fuera una gardenia,
la huele, la acurruca … la siente.

Despropósito mayor
que un hombre embriagado,
celoso de su suerte,
incomparable estupidez,
la del niño malcriado,
ese ser impresentable
que quebranta con sus actos.

Y me remuevo, y no me importa,
uno está por encima de las cosas,
de esos seres que amortizan
cada ser en la peseta.

Celosos de su suerte,
que no comparten porque sienten,
que no comparten porque estorban,
que no comparten... ¡Ignorantes!

Y me río y me emociono,
también lloro.

Y resuena en mi cabeza
esa suerte de nostalgia,
ese amor omnipresente.


Francisco Javier Ramos Alija, 21/4/2016 

lunes, 18 de abril de 2016

De la espera, hacia dentro



Y llegó, la vi sentada a la espera,
olisqueaba el ambiente sin hacerse notar,
sonrió a mi mirada y me llamó sin hablar,
la hice esperar, quería su impaciencia…

Y la vi sostenerse de puro coraje,
la mirada elevada, de duda y lamento.
Sonreí ante ella y la vi despojarse,
la sentí torbellino en dudosa frecuencia.

Y conectamos de lejos,
sus ojos de impacto
mi verbo latiendo,
y ella escuchando,
sintiéndose dentro.

Y volví a enrollarme,
de puro contento,
dije muchas cosas,
todo inconexo.

Y la vi levantarse,
la sesión acabada,
sus ojos prendados,
los míos serenos.

Y se fue susurrando,
no comprendí sus deseos,
me quedé meditando,
en el fondo era un lerdo.


Francisco Javier Ramos Alija, 18/4/2016

viernes, 15 de abril de 2016

Naturaleza plena



Por si acaso el ruiseñor volara,
por si acaso el ruiseñor cantara,
sin demora el jilguero escapó al instante,
lo siguieron la abubilla y el pardal.

En lo alto la sombra de sus alas,
un efecto majestuoso y simple.
Picó hacia abajo al atisbar la becada,
y de plano segó su cuello
antes de cogerla en vuelo.

Impresionados miramos la escena,
nos miramos e intuimos nuestra suerte,
la naturaleza prodigiosa en un suspiro,
el eterno correr de los cazados,
el eterno vagar de los que cazan.

Y nosotros allí, mirando,
en silencio opocopados,
sin temor y sin nostalgia,

solo mirando.


Francisco Javier Ramos Alija 15/4/2016

jueves, 14 de abril de 2016

Ella, fina estampa...



La mirada singular de sus ojos en los míos,
su sensual estampa,
esas formas detalladas y precisas,
su postura e impostura.

La recuerdo sublime en movimiento,
una especie de trémulo jadeo,
especial belleza, con pasión en sus adentros.

La veo hermosa, grácil y golosa,
la mirada esquiva, aun con recato para dentro.
Mi pensamiento pleno, a ella dirigido,
su mente cercana, escuchando mis sonidos,
el aura que brilla aun en la noche mas cerrada,
sus párpados cegando la luz entrometida.

Y yo mirándola, y yo sintiéndola,
y queriendo tenerla... Me consumo,
pues no hay mal en uno,
solo son años…
Yo vencido y ella impasible sin saberlo.

Tocarla, mimarla, sentirla… Es solo un deseo.


Francisco Javier Ramos Alija 14/4/2016


miércoles, 13 de abril de 2016

Una mujer imposible



La brújula en su bolsillo,
un espíritu imposible de necedad perpetua.
Su norte extraviado,
impenetrable hasta la última saliva.

Un rumor en su garganta, un desatino.
El silencio no se impone, es su destino.

Y cree que sabe y dice,
y cree que conoce, y habla,
y piensa que acompaña, y estorba.

Entristece aun sin deseo,
su desgana la lleva a un vuelo,
un estúpido y maniqueo aleteo,
que tan solo sirve cual deseo.

La mira fija en su ombligo,
en su yo impenetrable y altivo.
No ve la luz ni aunque la alumbren,
se ve a sí misma y a su culo.

Y yo le digo: «Eres imbécil»
ella me mira y se arredra,
cual si fuera un espíritu imposible.

En el fondo no hay más que podredumbre,
mujer perdida en sus miserias,
asolada, triste y desvalida,
que la ayuda la desprecia con desgana.


Francisco Javier Ramos Alija
13/4/2016



jueves, 31 de marzo de 2016

Maldita vida



Nuestros puntos cardinales no coincidieron.
Tu te hiciste en el sur
y yo crecí en el norte.

Nuestros tiempos, fueron tiempos distintos.
Tu naciste diez años antes,
y yo, una década más tarde.

Nuestros destinos confluyeron cuando ya estaban escritos.
Tu elegiste la mujer de tu vida,
y yo perdí al que creí el hombre de la mía.

Tu marcaste tu camino
y yo anduve el mío.

El destino propicio que confluyeran,
en el mismo punto cardinal, en el mismo tiempo…
Pero a destiempo.

Y ahora vivimos una doble realidad
y una dolorosa mentira que nos encarcela la vida
y mantiene la triple… perdida.


Susana Lago Peña (5/4/2015)


miércoles, 30 de marzo de 2016

Él o ella y su yo.



Cabreado e incierto desatino,
un vuelco de torcida expectativa,
el sentir de una bala en ti perdida
la paciencia como virtud ya despedida,
en tu mirada el orgullo y el oprobio.

Y me río de tu singular pedida,
de esa forma tan triste de dar para coger,
de sentirse único y solo,
pues eres hombre y no mujer,
aunque te sientas arrogante y altivo,
no eres más que una infortuna despedida.

Te presiento sola y amargado,
te veo enhiesta e inoportuna,
un ser que no ilumina, solo abruma,
individuo que solo quiere un poder por el poder.

Y estás perdido y perdida e inconcreta,
te ves triste y encarcelada.
Recelas de todo y cada uno,
te crees un dios y no eres nada.




Francisco Javier Ramos Alija, 30/3/2016