Nuestros
puntos cardinales no coincidieron.
Tu te
hiciste en el sur
y yo
crecí en el norte.
Nuestros
tiempos, fueron tiempos distintos.
Tu
naciste diez años antes,
y yo,
una década más tarde.
Nuestros
destinos confluyeron cuando ya estaban escritos.
Tu
elegiste la mujer de tu vida,
y yo
perdí al que creí el hombre de la mía.
Tu
marcaste tu camino
y yo
anduve el mío.
El
destino propicio que confluyeran,
en el
mismo punto cardinal, en el mismo tiempo…
Pero
a destiempo.
Y
ahora vivimos una doble realidad
y una
dolorosa mentira que nos encarcela la vida
y
mantiene la triple… perdida.
Susana
Lago Peña (5/4/2015)
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