La mirada singular de sus
ojos en los míos,
su sensual estampa,
esas formas detalladas y
precisas,
su postura e impostura.
La recuerdo sublime en
movimiento,
una especie de trémulo
jadeo,
especial belleza, con
pasión en sus adentros.
La veo hermosa, grácil y
golosa,
la mirada esquiva, aun con
recato para dentro.
Mi pensamiento pleno, a
ella dirigido,
su mente cercana,
escuchando mis sonidos,
el aura que brilla aun en
la noche mas cerrada,
sus párpados cegando la
luz entrometida.
Y yo mirándola, y yo
sintiéndola,
y queriendo tenerla... Me
consumo,
pues no hay mal en uno,
solo son años…
Yo vencido y ella
impasible sin saberlo.
Tocarla, mimarla,
sentirla… Es solo un deseo.
Francisco
Javier Ramos Alija 14/4/2016
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