Al pasar me fijo en tus
ojos,
cual cristales refulgen al
viento.
Su ambarino brillo
desconcierta al intruso,
sin embargo no puedo dejar
de sentirte.
Y te siento, dentro, muy
dentro,
absoluto lugar imperfecto,
que te escucha en
silencio.
Y me sigo fijando en tus
ojos,
que me radian todo un
concierto.
Son luces reflejadas que
claman:
¡Acercate a mi en
silencio!
Y me atrevo a tocarte con
miedo,
el rechazo puede
significar un infinito lamento.
Te giras y de frente te
veo:
en tus ojos la sorpresa y
el desconcierto.
Mi sonrisa se refleja en
la tuya,
mis ojos ven los tuyos muy
cerca...
Francisco Javier Ramos Alija, 6/10/2015
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