Ayer me dijeron que mi
mirada estaba ofuscada.
Me observé tranquilo
sentado en mi alcoba,
no encontré motivo, ni
pena ni agravio;
tan solo el silencio
oculto a la brisa.
Ayer me dijeron que estaba
muy oscuro.
Me observé en silencio,
mirándome adentro:
Me vi sereno, tranquilo y
con fuerzas,
no encontré resquicio de
negra figura.
Ayer me dijeron con su
mirada en mis ojos, que estaba triste.
Me observé sin prisa,
feliz y contento.
Y ahora os digo, sin temor
al lamento,
miraos a vosotros y
descubriros por dentro.
Francisco
Javier Ramos Alija 23/10/15
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