Apareció temprano, al
alba.
La mirada esquiva, la boca
apretada.
Simuló agacharse y
trastabilló;
la boca mansa, el orgullo
en declive.
Preguntó al aire: ¿qué
querías?
Solo verte, sentirte,
comprenderte...
Permaneció en silencio y
cerró los ojos.
La miré con ansias, la
estudié a fondo.
Me regaló una sonrisa,
tan solo eso...
Me sentí dichoso, recordé
el amor...
Esa pequeña zozobra que
removió otrora mis adentros,
la sentí a mi lado,
su mirada en la mía,
su sonrisa franca,
mis sentidos plenos...
¡Imbécil! No sueñes...
¡mira!
Francisco
Javier Ramos Alija 19/10/2015
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