Foncebadón

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jueves, 17 de septiembre de 2015

Lisario o el placer infinito de las mujeres

RESEÑA:
Nápoles, siglo XVII. Lisario Morales es una joven súbdita de noble cuna del Virreinato español que lee a escondidas a Cervantes y escribe cartas a la Virgen para aliviar su soledad. Cuando, siendo aún casi una niña, sus padres deciden casarla con un anciano, finge dormirse y no despertar. Tras meses de oraciones, la familia Morales busca la ayuda del médico catalán Avicente Iguelmano, quien gracias a una terapia tan ilícita como secreta, cura a Lisario. En agradecimiento, los padres se la entregan como esposa, pero una vez despertado el deseo de Lisario posee una incontrolable energía liberadora, y el amor del joven médico deriva en una perturbadora obsesión por el misterio del voluptuoso placer femenino. 
Una gran novela histórica y erótica, finalista del prestigioso Premio Strega.


BIOGRAFIA:
ANTONELLA CILENTO (Nápoles, 1970) es escritora y profesora de escritura creativa desde hace más de veinte años. En 1993 fundó en Nápoles el Laboratorio de Escritura Creativa Lalineascritta y sigue impartiendo clases por todo el territorio italiano. Colabora habitualmente con el periódico Il Mattino de Nápoles y es también guionista de relatos radiofónicos y de obras teatrales. Ha publicado Il cielo capovolto (2000), Una lunga notte (2002), Non è il paradiso (2003), Neronapoletano (2004), L’amore, quello vero (2005), Napoli sul mare luccica (2006), Nessun sogno finisce (2007), Isole senza mare (2009), Asino chi legge (2010) y La paura della lince (2012). Sus obras se han traducido al alemán y al ruso. Lisario o el placer infinito de las mujeres, finalista del Premio Strega 2014, es su primera novela traducida al castellano.


«...Lisario se apartó un mechón de pelo de la cara, le obsequió con una gran sonrisa y de repente no parecía ya ni demasiado joven ni loca. Se irguió sobre sus rodillas, puso los labios sobre los de Avicente, que se preparó para responder con un beso casto y tembloroso, y deslizó su lengua dentro de la boca de él, a quien poco le faltó para ahogarse a causa de la sorpresa, como casi le había ocurrido con la hostia. Entonces ella se apartó de él y volvió a sonreír...»

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