El
obstáculo de la duda es su principal rival,
la
liviana serenidad de un rostro infeliz
derrama
a sus pies la nostalgia del eterno sendero.
Una
esquirla de simientes imposibles,
la
terrible amargura del incesto en la noche…
Un
grito ahogado que se derrumba y silencia…
La
perdida mirada en un infinito sesgado,
la
cruel amargura de la inmundicia humana,
esa
lentitud que no puede paladearse sin nausea.
Y
todo por un trozo de carne,
por
un instante de fulgor sin brillo…
La
asquerosa naturaleza humana al borde del precipicio.
Escasa
vida posible,
liviana
y perfecta quietud,
un
escondite en un sueño.
La
mirada perdida,
la
memoria imborrable,
el
sentido imperfecto,
la
opacidad del silencio.
Ruina
e imperfección,
podredumbre
y miseria…
¿Y
ahora quien es el obstáculo?
El
inmundo engendro que entre todos creamos…
Francisco
Javier Ramos Alija
11/07/2018
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