Foncebadón

Foncebadón

viernes, 7 de agosto de 2015

En este momento



En la noche la mañana se ve lejos y se acerca.
La certeza que se siente es un rito conocido.
Apelando a la nostalgia los recuerdos se amontonan.
Melancólico revivo los parabienes y goces que ya no están.

Escucho el silencio adormecido sobre mi cama.
No espero nada y sin embargo aún toco el fuego que ella exhala.
La esperanza no se pierde, ¡pobre ignorante!
Persisto en la osadía que reclama un codazo virulento.

Recompongo mi lado y pienso en mí y no me entiendo.
¿Qué puedo hacer? ¿A dónde voy? ¿Qué reclamo?
Las preguntas se amontonan y sus respuestas esperan.
Ni tan siquiera estoy triste, tampoco expectante,
es un estado de insana frialdad que me hace estar quieto.

¿Ser feliz es un instante o tan sólo un deseo?
No soy capaz de encontrar argumentos que apuntalen el cuento.
Porque sí, esto es un cuento, con argumento, desarrollo y fin.
Persiste el deseo de tener y ser, de tocar y sentir, de amar y recibir…
Estoy perdido, no tengo, no siento, no recibo.
Y a pesar de ello persisto…¡pobre ignorante!

Trémulo, avanzo despacio por ese camino que creía común.
La maleza se extiende a los lados.
Escucho a mi espalda el batir de una macheta.
Continúo caminando solitario pensando que me siguen.
¡Estúpido! ¿Acaso no escuchas las voces más allá de este camino?
No miro atrás, prefiero estar ciego.



Javier  

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