Susurro con espanto a mi visión retenida,
un áspero viajero que se adentra en mis entrañas…
La luz atormentada de espesa locura
que persiste indómita hasta el prócer en aquel tiempo.
Retengo en silencio la visión anodina,
estampa infeliz de retruécano imposible.
Advierto, cual pájaro, la lombriz en la tierra,
el hambre que azota mi pico impoluto…,
estructura adventicia de paredes y cañas
que recuerda un invento del audaz Miguel Ángel.
Somero reviso la paz de mi presa,
el pedazo de carne que me aposta imposible,
las livianas maneras de decir lo importante,
la penosa lujuria que anida en su gula…,
el sabor agridulce del ardiente bocado.
Sospecho que el mundo descansa en su sueño,
mi mirada perdida no importa a ninguno.
Me siento tentado a gritar mientras pienso,
empero, la luz dulcifica mi sueño.
Francisco Javier Ramos Alija
8/2/2022
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