Foncebadón

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viernes, 17 de abril de 2015

Reseña: Palma Jose Luis - Mi Amor Por Un Reino En Cordoba

Palma Jose Luis - Mi Amor Por Un Reino En Cordoba

En «Mi amor por un reino en Córdoba» el autor describe, basándose en datos históricos, el largo peregrinaje y las aventuras de Abd al-Rahman I `al-Dájil` nieto de Hisham, penúltimo califa Omeya de Damasco, milagrosamente salvado de la matanza de los Abassíes. Tras su larga travesía de cinco años por países norteafricanos, ciudades de resonancias exóticas y peligrosos desiertos, desembarca finalmente en Almuñécar. Con la ayuda de sus mawlas omeyas consigue reunificar los reinos de taifas, dependientes de Damasco, instalados anárquicamente en la España post-visigoda. El hallazgo casual en un zoco de Túnez de unas antiguas cartas en las que el Primer Emir de Córdoba va relatando a Neshla, la mujer amada que ha dejado en Siria, las campañas militares y las negociaciones diplomáticas que le llevaron a establecer en la península Ibérica las bases que forjarían siglos más tarde el más poderoso Califato de todo el Islam: el de Córdoba. Una gran historia de amor, guerras, conquistas, traiciones y abandonos que marcaron la azarosa vida del Abd al-Rahman I, `al-Dájil` ( el emir poeta) quien por su astucia en el arte de la guerra y su buen hacer como diplomático lo elevaron al privilegiado rango de Primer Emir de Córdoba aunque para ello tuviera que renunciar a Neshla, su gran amor perdido en Siria. 

Reseña: Navarrete Otilia - Oscuro Cauce Del Agua


Navarrete Otilia - Oscuro Cauce Del Agua


Primer poemario de Otilia Navarrete. Fue publicado en 1992, como parte de una colección en homenaje al centenario del nacimiento de César Vallejo. Sobre dicha obra, Blanca Varela comentó lo siguiente: «Alguna vez me he atrevido a decir que la poesía no es una actividad que elegimos por voluntad propia. Al leer los poemas de Otilia Navarrete pienso que no me he equivocado. La poesía es quien escoje, para bien o para mal, a su prole. Cuando en su sensible y riguroso libro la autora dice: “fuí tocada por el vuelo oblícuo  de unas alas”, o habla de “aquel roce celeste en mis (sus) mejillas”, presumimos que se está refiriendo a “eso”, a la poesía como posesión y al vacío que desplaza su ausencia, vacío que contrariando toda ley, toda razón, condiciona a su ser. Bastaría decir, al concluir la lectura primerísima de “Oscuro Cauce del Agua”, que nos hemos topado con una auténtica y empecinada buscadora de signos en un circo demasiado oscuro, demasiado brillante, donde nadie, sino ella, sabe que no existe la red». 
Nota: Las páginas de la versión original tienen como sello de agua el famoso retrato de César Vallejo hecho por Pablo Picasso; una auténtica maravilla en nuestras manos.

Reseña: Defoe Daniel - Historia Del Diablo


Defoe Daniel - Historia Del Diablo

Subtítulo: 
Desde su expulsión del cielo hasta la venida del Mesías. 
Con interesantes datos acerca de su origen y de los hechos que ha realizado y algunas consideraciones sobre los errores de ciertos autores respecto a las causas de su caída. 
El Diablo es uno de los protagonistas preeminentes de la cultura occidental. La Iglesia le ha atribuido, desde su fundación, todo tipo de crímenes, maldades y travesuras. Ahora bien, quizás Satanás no es tan poderoso y despiadado cómo lo pintan aquéllos que a lo largo de los siglos han llevado la voz cantante en materia de religión. 

Daniel Defoe, el genial creador de Robinson Crusoe, publicó en 1726 esta Historia del Diablo en la que sigue sus huellas y testimonios desde los orígenes de la humanidad hasta la época moderna, haciendo gala de sus vastos conocimientos políticos, históricos y literarios, de su erudición bíblica y, sobre todo, de la sutil ironía que caracterizó su obra. 
Obra a un tiempo crítica y amena, polémica y descriptiva, erudita y panfletaria, su lectura sigue siendo imprescindible tanto para los interesados por su inmortal protagonista como para los seguidores de su no menos inmortal autor.

jueves, 16 de abril de 2015

La primera novela histórica

Tomado de desequilibrios.blogspot.es
La obra de Ginés Pérez de Hita, de largo y descriptivo título, Historia de los bandos de los Zegries y Abencerrajes, (…) hasta que el rey don Fernando Quinto ganó ese Reino, suele considerarse como la primera novela histórica en castellano.
"Waverley o hace sesenta años". Walter Scott.
Aunque fue Walter Scott el “padre de la novela histórica” moderna. Antes de él hubo numerosos antecedentes, pero su influencia posterior marcó defintivamente el devenir de la literatura, hasta convertir a este moderno género en el de mayor pujanza en la actualidad.

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Literatura e Historia se han llevado tradicionalmente bien, sobre todo en estos tiempos en los que abundan los productos editoriales -y televisivos y cinematográficos- que recurren a un determinado contexto histórico para desarrollar una narración más o menos literaria.

Y es que utlizar el “texto como pretexto” siempre ha sido un recurso muy utilizado por creadores, investigadores y divulgadores. Es cierto que no termina de quedar claro si es la historia el pretexto en la que desarrollar una determinada trama, o si es la propia narración la que encaja mejor en un determinado periodo histórico.
Se trata, en todo caso, de conferir credibilidad a unos personajes o a unos sucesos para hacerlos más digeribles. Así, el lector puede adentrarse sin dificultad en un relato e incorporar fácilmente referentes que le ayuden a comprender motivaciones y peripecias. 

Situar el origen de la novela histórica en un periodo determinado o señalar cuál fue primera novela en inauguar el género histórico puede parecer, acaso, una osadía que seguramente no contentará ni a puristas ni a aficionados. Pese a ello, voy a atreverme a hacer una modesta cronología de tan influyente evento en la historia de la literatura; o debería decir “historia de los libros”, para que no se me pueda acusar de meter en el mismo saco a una de las Bellas Artes y a un negocio.
Caballo de Troya
Existen numerosos antecedentes que podrían considerarse como Novela Histórica, en su sentido más laxo: desde Homero y su Ilíada (ahora entenderán lo de “laxo”, pues la Ilíada es en realidad poesía) a la Biblia. Ambas obras no son sino un intento de explicar, de forma pretendidamente histórica, unos determinados acontecimientos, algunos de ellos de dudosa veracidad.

Y cómo hablar de los antecedentes de la novela histórica sin mencionar a Marco Polo. ¿No podría calificarse su Libro de las Maravillas como una novela histórica?
Rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda
Ya a finales de la Edad Media comienzan a aparecer la Prosa Didáctica y las Crónicas, más destinadas a ensalzar la figura de sus protagonistas -Reyes y nobles- que a dejar constancia de la realidad.

Y aunque estos primeros intentos narrativos son de obligada consulta para los investigadores, los estudios históricos se centran más en el análisis de otro tipo de documentos: registros, actas, tratados, testamentos, herencias, certificados…

En esta misma época aparecen los Libros de Viajes, narraciones en primera persona basadas en experiencias personales, de escaso valor literario e histórico pero muy influyentes en los años posteriores. Y también vieron la luz los Libros de Aventuras, como el Ciclo Artúrico (quizá los más conocidos, que desarrollan de forma bastante relajada y fantasiosa la vida y milagros del Rey Arturo y sus secuaces), o La gran conquista de Ultramar, crónica novelada de la conquista de Jerusalén durante la Primera Cruzada.
La Celestina; Tragicomedia de Calixto y Melibea
Y llegamos al final del siglo XV. Aunque los libros de aventuras gozaban, y siguieron gozando durante muchos años, de plena vigencia, aparece una obra que tiene el mérito de ser la “primera novela”, y esta no es otra que La Celestina, de Fernando de Rojas.

Y a comienzos del XVI aparace el Amadís de Gaula, de Garci Núñez de Montalvo, un genial mestizaje de todos los géneros anteriores, que inicia el ciclo de las Novelas de Caballerías, que apenas duraría un siglo hasta que Cervantes escribió la mejor y definitiva, El Quijote.
No son ni el Amadís ni el Quijote novelas historicas. Pero son dos documentos imprescincibles para comprender la sociedad de su época.

Una vez escrita la primera novela, aunque sea dialogada, y sentadas las bases estilísticas del género, solo era cuestión de tiempo que aparecieran las primeras novelas, desde el punto de vista formal, que intentasen recoger, con indudable espíritu de veracidad, determinados acontecimientos históricos.
Historia de los bandos de los Zegries y Abencerrajes. Ginés Pérez de Hita
Y aquí es donde aparecen, en 1595, Ginés Pérez de Hita y su Historia de los bandos de los Zegries y Abencerrajes, caballeros moros de Granada, de las civiles gueras que vio en ella, y batallas singulares que se dieron en la vega entre cristianos y moros, hasta que el rey don Fernando Quinto ganó ese Reino. No creo que haga falta explicar de qué trata la novela, pero se puede especular, sin temor a errar en exceso, con que estamos frente la primera novela histórica en castellano.

Pero estamos todavía en el Renacimiento y aún han de pasar una par de siglos para que aparezcan, desde nuestro punto de vista contemporáneo, las primeras novelas históricas realmente modernas.

7 de julio de 1814. Edimburgo. Se publica un relato histórico bajo el título de Waverley o hace sesenta años, obra de un ya bastante conocido abogado escocés, de nombre Walter Scott. El título pone de manifiesto su intención de novelar un período del pasado, pero a diferencia de los anteriores intentos de ambientar novelas en épocas pasadas, a partir de Waverley
“…la evocación se basa en unos factores históricos muy concretos, con un notable conocimiento de la época y del país en que transcurre la acción, respetando y exaltando sus peculiaridades; y además con un propósito clarísimo, hablar del presente por medio del pasado, algo que hasta nuestros días será consustancial a este subgénero: si se vuelve la mirada al ayer es para iluminar el hoy, para comprenderlo mejor y sacar consecuencias prácticas”*. 
 Por ello, Walter Scott es considerado el “padre de la novela histórica”. De su Waverley, pese a publicarse inicialmente de forma anónima, en apenas cinco meses se realizaron cuatro ediciones y se convirtió en una auténtico best-seller.
"Waverley o hace sesenta años". Walter Scott


Su influencia alcanzó a autores posteriores como Victor Hugo en Los Miserables, Stendhal y su Rojo y Negro, o Guerra y paz de Tolstoi.
"Ramiro, Conde de Lucena", de Rafael Húmara y Salamanca
Sigamos hasta 1823, en España. Aparece Ramiro, Conde de Lucena, de Rafael Húmara y Salamanca. En los manuales de literatura encontraréis que figura como la primera novela histórica moderna en Español, aunque es prácticamente inaccesible y no puede decirse que se trate “de una obra maestra olvidada”.

Luego vendrían, entre otros, Mariano José de Larra, y su Doncel de Don Enrique el Doliente (1834), y, por supuesto, Benito Pérez Galdós y sus Episodios Nacionales (a partir de 1873), seguramente una de las cumbres de la novela histórica española.

Y si seguimos avanzado, nos encontramos, por ejemplo, a Valle Inclán con El ruedo ibérico y la Guerra Carlista, o a Ramón J. Sender, con La aventura equinoccial de Lope de Aguirre.

El siglo XX supuso la consolidación definitiva del género y la nómina de autores y obras notables que recrearon periodos o personajes históricos es enorme. Algunas de estas novelas han sido auténticos fenómenos de masas: Sinuhé el egipcio, de Mika Waltari; Yo, Claudio, de Robert Graves, León el Africano de Amin Maalouf, Memorias de Adriano de Margarite Yourcenar, o incluso, por qué no, El nombre de la Rosa, de Umberto Eco.

Miguel Delibes, Torrente Ballester, Terenci Moix, Antonio Gala, Vargas Llosa, Javier Cercas, Garcia Márquez, Mújica Laínez o, también por qué no, Pérez Reverte, engrosan el elenco de escritores que han contribuido a darle a la novela histórica el prestigio del que ahora goza, hasta el punto de haberse convertido en el género dominante en la literatura actual.

Con frecuencia la novela supera a la propia historia. Pero no olvidemos que los libros se escriben para ser vendidos -ojalá pudiera decir que para ser leídos- y el lector suele preferir la ficción histórica que la historia misma y está dispuesto a aceptar ciertas licencias narrativas.

Así, coincidimos con Enrique García Díaz cuando afirma:
 “la novela histórica es un género popular. Es una literatura con ingredientes y fórmulas que se repiten una y otra vez y que por lo tanto muy pocas de ellas ofrecen alguna novedad. La ficción que ha nacido a la sombra de la Historia no deja de ser un producto bastardo o mestizo, aunque de gran importancia literaria. No importa si la novela histórica es fiel o no a la Historia, lo que cuenta es que es literatura y como tal debe ser considerada”**.

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Para leer y profundizar:
* Carlos Pujol Jaumandreu, Novela historica, en Culturahistorica.es.
** Enrique García Díaz; La novela histórica.
• Georg Lukacs; La forma clásica de la novela histórica.
• Ginés Pérez de Hita, Historia de los bandos de los Zegries y Abencerrajes, caballeros moros de Granada, de las civiles gueras que vio en ella, y batallas singulares que se dieron en la vega entre cristianos y moros, hasta que el rey don Fernando Quinto ganó ese Reino. 1595.
• Alan D. Deyermond; Historia de la literatura española. Vol 1. Ed. Ariel. Barcelona, 1973.
• Walter Scott; Waverly o hace sesenta años. 1814.
• Donald L. Shaw; A propósito de Ramiro, Conde de Lucena, de Rafael Humara.
• Justo Fernández López; la novela histórica en el siglo XIX.
Guía de Recursos bibliográficos de la novela histórica, portal de la Biblioteca Nacional de España.
Novela histórica española. Portal de la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.

III Premio de Novela Histórica

Francisco Javier Ramos, autor de Trémula vida, III Premio de Novela Histórica de la Fundación Villalar: “Soy un recopilador de palabras. No quiero que se pierdan. Hay que defender lo nuestro y protegerlo”

No es un escritor enfangado en las letras cada día. Su rincón profesional lo ocupa la pediatría, que ejerce en A Rúa, pero…en casa le espera la pluma reposada. A ella le sigue el ritmo, lento y cuidado, sabiendo lo que es y lo que no es. No es escritor, dice, pero sí cuentacuentos y recopilador de la jerga familiar que conoció en su casa de Astorga y en su adoptivo Bierzo. Desde esa perspectiva se convierte en protagonista de una historia heredada a la que le ha dado forma de viaje. Ramos nos lleva del viejo al nuevo mundo, agarrado a un capítulo histórico del siglo XVI, que, paralelamente, representa un giro de cambio personal…Una novela, la primera de este escritor –que escapa de ese calificativo- aplaudida y galardonada con el III Premio de Novela Histórica de la Fundación Villalar de Castilla y León. Aunque su libro se construye en 700 páginas, pasó a dos partes totalmente independientes. Nos quedamos en el primero, “Trémula vida”, desde su viejo mundo, esperando la segunda parte que nos haga respirar hondo…en el nuevo.
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¿Cómo surge esto de ser escritor?
Soy médico y siempre he escrito para mí. Un día surge una historia que me interesa, y empiezo a contarla. La cuento para mí, sin más intención, pero me pongo y acabo con 700 páginas. Lo tenía guardado y una amiga correctora me pidió leerlo y corregirlo. Fue ella la que me presentó al premio, pero dividió el libro en dos partes, para que no fuera tan grande. Lo presentó y ganó.
Lo primero que escribe para otro, lo primero que presenta y lo primero que gana…carambola…
Sí. Ha sido cuestión de suerte, porque yo no soy escritor…y lo digo con toda la humildad.
Pero esa carrera vertiginosa ¿da cierto empuje a seguir?
Yo sigo escribiendo porque siempre escribo, pero no me dedico a eso.
Pero ¿qué tenía esa historia para pensar en inmortalizarla?
Yo tengo la historia de un viaje. Es una historia propia. Yo soy un cuentacuentos…cuento cuentos que se olvidan, porque no los escribo. Sólo los cuento. Mi hija, que ya ha fallecido, siempre me animó a que los escribiera. Sobre eso empecé a pensar en escribir una historia que me llevara de un mundo que no me gusta a otro que sí…¿cómo puedo hacer ese viaje desde el viejo mundo a un mundo nuevo, como le he llamado? Fui encontrando la manera caminando hacia el siglo XVI, encontrando lugares bercianos. Quería que de aquí salieran los personajes que se van. Esa huída es lo que cuenta el libro, que acaba al llegar al nuevo mundo…Allí aparecen muchas cosas. Investigando descubrí una historia muy bonita sobre un cuadro de la Virgen de la Leche, que está en Astorga y cómo se traslada de la Diócesis de Astorga a la parte Norte del Reino de las Américas, donde había gente de aquí e iniciaron la reconversión de lo que se llama San José. A mí esa historia me la contó mi tío. Me viene dada y me enganchó. Por eso uno de los protagonistas del libro se llama Felicísimo, como mi tío.
Nos queda ese nuevo mundo por ver…
Queda esa segunda parte por publicar, que para mí es fundamental…habla de cómo se desarrolla ese nuevo mundo y cómo se va llenando de cosas diferentes, porque es un mundo distinto. Es ficción, pero parte de certeza hay, porque allí fue el primer sitio donde la colonización fue de convivencia…Aquello que me contaba mi tío fue prendiendo y yo quería darle salida. Es un mundo que yo no conozco y que he idealizado…pero esa es la segunda parte y…a ver qué pasa con ella.
Nos miramos en la primera, ¿qué hay de Bierzo en ese primer libro?
Todo es Bierzo. La familia es de allí, de un pequeño pueblo de Villafranca. Hay una parte del libro que habla del gran tesoro del Temple, que muchos lo desconocéis. Está en Cornatel y es una planta maravillosa, la petrocoptis viscosa, cuyo estudio he hecho y publicaré en una revista especializada. Habla mucho de Corullón, del Marquesado de Villafranca, porque me interesa mucho. Y el Castillo de Cornatel lo recreo entero, porque uno de los personajes sale de él. Se habla de Astorga también, porque es interesante, ya que, en la época en la que se desarrolla ese cuadro de la Virgen de la Leche El Bierzo era la parte pobre de la Diócesis, pero a la vez había muchos valores ascéticos. Se veía al Bierzo como un lugar para perderse. En Astorga interesaba esta zona para ello y Villafranca era la capital. También hablo de La Bañeza, porque allí estaba el Monasterio más interesante del occidente durante mucho tiempo, San Esteban de Nogales. Mi tío me lo había contado. Al parecer, el Monasterio de Piedra es una réplica de este. Ahora está en ruinas, pero aún se observa la grandiosidad de lo que fue. Esa parte tiene un algo de intriga. Felicísimo hace un viaje de reconversión con su maestro y surge una trama. Hay varias tramas, tres o cuatro historias que al final confluyen de casualidad.
¿Por qué el título “Trémula vida”?
No lo sé. Me gustó porque la vida, a veces, te lleva por lugares por los que no has querido pasar. Apareces y desa-pareces. Entras y sales…converges en un sitio que no buscabas…simplemente, llegas.
¿Tiene sentido esta primera novela sin la publicación de la segunda?
Sí. Se pueden leer totalmente aisladas, porque la segunda parte comienza diez años después. Yo, al principio pensaba que no, porque era un viaje único, también interior, para mi. Es un viaje de sentimientos. Lo que quería expresar está más adentro.
Pero ¿ese viaje interior también tiene sentido sin la segunda parte?
Curiosamente creo que tiene sentido en las dos partes del libro. En la primera, por la huida, y en la segunda, porque empiezas a hacerte de nuevo, distinto…partiendo de la nada.
Un canto optimista entonces…
Absolutamente. La vida te trae desgracias en el camino y alguno sabemos mucho de eso, pero la realidad siempre lleva mucho aire nuevo…Pero yo no soy escritor ni me siento como tal…
Pero este libro es un punto y seguido…
Sí, yo sigo escribiendo, pero escribo lento. Este libro me llevó cinco años, pero es que yo me dedico a otras cosas, no a escribir. Mi hobbie es escribir, pero también la viña, la poda, hacer vino. Sí me gustaría que escribir fuera una forma de vida, pero no lo es hoy, y creo que mi libro no va a llegar a tanto…
Un libro que ¿en qué lleva su firma?
Algunas personas que lo han leído y que me aprecian, dicen que soy directo y que empleo muchas palabras de la jerga familiar, de nuestras raíces. Son palabras que no voy a dejar de usar, porque me parecen tan bonitas…Son muy de pueblo y yo vengo de allí…soy muy humilde. Mis padres eran campesinos y con su esfuerzo nos educaron. Eso, para mí, tiene un valor tremendo, tal vez por eso le de ese valor a su jerga. Me enorgullezco de ello y me revelo contra los que se avergüenzan de eso. Me sumo a todos los que dicen que no se puede perder aquello que es nuestro. El lenguaje es nuestro. No podemos olvidarnos de aquellas palabras en desuso. No quiero olvidarme de ellas, al contrario, las busco, y las voy a usar con todas las ganas y las voy a defender. Me gusta identificarme con el territorio en el que vivo. Soy un recopilador de palabras. No quiero que se pierdan. Hay que defender lo nuestro y protegerlo, por eso me he interesado por la planta del Castillo de Cornatel. Es algo que no debemos ocultar, porque es un endemismo nuestro. Hay que darle valor a lo que tenemos.
Este libro es más que suyo, es de su tío, de su madre…de todos aquellos que le contaron historias…
Es el libro de la familia, que desde lo más humilde ha influido en él. Ese es el viejo mundo…el nuevo mundo es otra historia donde empieza otra cosa.
Un viaje que ¿ha producido un cambio en el escritor?
No, yo soy el que soy, aunque nos estamos reconvirtiendo cada día que pasa, con el impacto que van dejando los demás en nosotros…y malo si no es así. Hay gente que es plana y a los que no les afecta nada. Me encanta hablar con la gente mayor de estas zonas, que te hablan con toda normalidad y me quedo con eso…No se puede perder, para cuando lo puedas usar. Los mayores se van y se pierde. Si nadie se atreve a recoger sus palabras, se pierden.
Y en pos a esa importancia de no perder las cosas, supongo que le gustaría ver publicada la historia de ese viaje completo al nuevo mundo…
Me encantaría, pero no es fácil. Aún no se ha leído este primer libro y veremos si interesa o no.

miércoles, 15 de abril de 2015

El nacimiento de los libros...

Pensar en un nacimiento no es algo fútil; sé que para muchos un blog de lectura y literatura no significa, en los días que corren, apenas nada, sin embargo para mí es toda una aventura, un universo que espero compartir con los pocos lectores que se acerquen a mi ventana. Me gustaría empezar por una exposición que hizo Ibn Abi Usaybia de las circunstancias en que fue asimilado el contenido de la Materia médica de Dioscórides:
«El soberano andalusí, Abd al-Rahman al-Nasir, recibió de Romano, emperador de Bizancio, creo que en el año 948, una carta y regalos de gran valor, entre los que se encontraba el tratado de Dioscórides, ilustrado con magníficas pinturas... El emperador le decía en su carta: “No puede aprovecharse el Dioscórides más que con un traductor que domine el griego y conozca los medicamentos. Si tienes en tu país quien reuna estos dos saberes, obtendrás, ¡oh, Rey!, el mayor provecho de este libro”... Entre los cristianos de Córdoba no había nadie que supiera leer griego, que es el jónico antiguo, y el libro se quedó en la biblioteca de al-Nasir sin ser traducido al árabe. Estaba en al-Ándalus, pero se utilizaba la versión de Istifan ibn Basil (Esteban), procedente de Bagdad. En respuesta al emperador Romano, al-Nasir le pidió que le enviase a alguien que hablara griego y latín para que enseñara estos idiomas a sus esclavos, que así se convertirían en traductores. El emperador le envió un monje llamado Nicolás, que llegó a Córdoba el año 951. Había entonces, en dicha ciudad, varios médicos que se ocupaban activamente de interpretar los nombres de los medicamentos simples del tratado de Dioscórides, cuya denominación en árabe no se conocía aún. Ninguno tenía más interés en esta tarea, con el fin de conservar el favor del soberano, que el judío Hasday ibn Saprut. El monje Nicolás se convirtió en su amigo íntimo y pudo así interpretar los nombres del libro de Dioscórides que todavía eran ignorados».
Este párrafo me encandiló hace ya muchos años: No había en todo el reino nadie que hablara griego y que conociera los medicamentos, tuvo que llegar un monje de Bizancio, enviado por su emperador, que, a su vez, después de estudiar junto a un judío, pudo interpretar aquello que a la fecha era ignorado.
El andalusí pide al bizantino y éste, en correspondencia a sus favores, le envía a un cristiano que no es capaz de enseñar a nadie el griego, ya que no había interés alguno en dicha lengua en todo el reino. Para evitar la abulia, intima con un judío que le enseña la materia médica, y el monje se convierte en un erudito de los medicamentos simples, pues su verdadero interés era volver a su convento bizantino...
Tan maravilloso argumento podrá ser el fruto de una novela... Pero no iba a eso, tampoco a presentar una síntesis sobre las medicinas «arcaicas», aunque sin querer me haga recordar a la diosa madre Ishtar de los asirios que representaba el principio regenerador en la naturaleza, esa gran madre de la que procede cuanto hay vivo en nuestro universo. Mi interés únicamente radica en enseñar esos pequeños pero maravillosos hallazgos llamados libros, que a ´mí tanto me han entusiasmado; también los míos, pues uno no puede olvidar la naturaleza humana y parece que ahora todo lo que no sale en la web, no tiene valor...
Si bien sé de buena tinta que mi capacidad para vender es nula, por ello mi propósito únicamente se quedará en compartir, en intentar dar, sin «recibo» alguno, con mis palabras y las de quien me acompañe, ya que abierto queda a todos y cada uno de ustedes, maravillosos lectores, pues si han llegado hasta esta línea, ya sólo el esfuerzo les merece mi total confianza.