Sorda luna que avarienta me reclamas,
impenitente, alumbras el abrazo del murmullo de las olas,
singular estipendio de luces y de sombras,
cortejo de pies y arena a la orilla tras las barcas.
La ternura de tan poderosa estampa
se refleja en las caras de las almas,
dicharacheras y felices tras la risa que no cesa.
Un rumor lejano avisa de la fiesta,
especular acecho del retumbo de los cielos,
poderío de luces y de fuegos.
El arrullo de tu cuerpo junto al mío,
los miedos que aparecen al compás del tormento,
la hermosa sinfonía de colores y de truenos.
Francisco Javier Ramos Alija
Viana - 20/09/2021
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