Cual
techumbre apolillada se desmorona la tiniebla,
en la
ventana un susurro,
en la
campiña el silencio,
la
mirada se cobija en el rincón de la almohada.
Sueños
de luces, de vida, de esperanza…,
la
armonía difumina al albor de la patraña.
Y
parece que despierta las voces engoladas,
esas
que dicen que habrá un mundo nuevo…
Que
será un después antecedido,
que
habrá demandas de cierto alivio,
que
las gentes serán otras…,
que
de algo habrá servido…
Y no
se si esto es real,
si la
luz que nos refleja no será, acaso, un suicidio.
La
demanda de lo impropio que ya está acontecido,
el
susurro del río en el silencio protegido.
Francisco
Javier Ramos Alija
2/4/2020
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