Una
sonrisa impaciente,
la
mirada displicente,
el
verbo locuaz y tenso,
los
gestos modulados,
las
emociones exaltadas,
la
pena acumulada,
el yo
compungido en un puño,
la
furia desbordada…
El
sueño que no place,
la
mentira acumulada.
Los
silencios por respuesta,
la
señal de su agonía.
Y el
yo mirándola a ella,
una
mujer iracunda.
Sus
vivencias me las vende.
No
son las mías.
El
sueño que no place,
la
mentira acumulada.
El
placer de un sexo rápido,
sensaciones
perturbadas.
Amanece,
que no es poco…
La
película al recuerdo,
sensaciones
imposibles,
sostén
de nuestros tiempos,
risas
olvidadas.
Y el
yo mirándola a ella,
una
mujer iracunda.
El
gozo del silencio,
la
perturbación de la borrasca.
Te
siento tan lejana,
que
incluso tus no palabras
me
resultan anodinas,
perdida
inacabada.
Francisco
Javier Ramos Alija
11
de enero de 2018